Salgo de la California, aún de noche, y el mundo me da los buenos días con una fría
mano acariciando mi cara. Es pronto aún, así que reviso el equipo fotográfico,
una vez más, para que todo esté a punto.
De
repente, rompiendo el silencio dormido de la noche perezosa, un ruido pertinaz
llega a mis oídos. Débil aún. Lejano. Poco a poco, con cambios de intensidad y
ritmo en su artificial melodía, con su inexorable acercamiento, ese ruido se
hace más intenso y elevado. Viene decididamente hacia mi.
- Eres
Diego?
- Si,
buenos días.
- Soy Pedro, buenos días. Ve atando el trípode con
este pulpo ahí ,que salimos ya.
Pedro
Holgado, es mi excelente guía esta
mañana de noviembre y me llevará a pasar una fructífera jornada fotográfica, que
tiene como objetivo a una pareja de águilas perdiceras, a lomos de su quark. Efectivamente
nos adentramos en la sierra extremeña de inmediato.
Las primeras luces van
dibujando lentamente un paisaje soñado. Primero, el humilde resplandor se
encarga de esbozar suavemente , con suma delicadeza, los perfiles montañosos
para en, segundo lugar, pasar a llenar de trazos finos los valles más abajo.
Los colores vienen detrás. Poco más tarde. Después del trazado, del dibujo
limpio, otras luces expertas intervienen rebosando de colores estos bellos
parajes. Ha amanecido.
Una
vez llegados al punto previsto, me espera un hide, con cristal espía, que me
mantendrá dentro de él la mayor parte de la jornada.
Las imágenes que comparto con vosotros están tomadas con mi Canon 7D + 300 mm f2.8 L IS USM + Extender 1.4X o Extender 2X y trípode.
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Las imágenes y los textos que aparecen en este blog son propiedad de Diego Ramos Lobato, quedando prohibida la reproducción total y parcial sin consentimiento expreso
del autor del mismo
joer que buena la de perdiceando, esa en la que arranca a volar desde un tronco ese bicho. Enhorabuena.
ResponderEliminarAntonio Quintanar
Muchas gracias, Antonio!!
ResponderEliminarVoy a verte...
Saludos,
Diego