miércoles, 30 de julio de 2014

Matrioska, mar, delicatessen

Edimburgo. Escocia.

Edimburgo es la capital del país siendo la segunda ciudad en tamaño de Escocia, tras haberle sido arrebatado este dudoso orgullo,  por la ciudad de Glasgow. La urbe, oficialmente, se divide en dos, The Old Town y The New Town, y ambas zonas presumen haber sido designadas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 1995.

La ciudad es un derroche de belleza allá por donde camines y está engalanada por numerosos monumentos de sublimidad incuestionable. Edimburgo es un caleidoscopio de formas y sensaciones. Los elementos que atesora tienen varias lecturas e incluso muchas formas de ser percibidos. Como una prolífica matrioska, la ciudad muestra multitud de ciudades dentro de si.

Es esta mirada la que me tiene cada vez más cautivado de las poblaciones. No la ciudad monumental, magnífica, elegante, excelente, sino  la ciudad de los pequeños detalles. Detalles que están ahí y que pueden pasar desapercibidos fácilmente. La única forma de llegar a esa otra dimensión no es con sentido de la vista en su infinitivo primigenio, sino más bien con una de las cualidades  de éste; Mirar.












Tras esta matinal visita y una comida en un restaurante italiano, ponemos rumbo de nuevo hacia Bass Rock. Navegaremos hacia la isla en un precioso velero de madera y nos mantendremos navegando alrededor de la misma para obtener fotografías de los Alcatraces atlánticos (Morus bassanus) como hicimos la vez anterior.

En esta ocasión me permito, a mi mismo, la libertad de observar más que de fotografiar sin cesar. Quiero atesorar en mi retina estos irrepetibles momentos y mantenerlos intensamente grabados en mi ser. Disfruto, más aún si cabe, que en nuestra primera visita. Dejo de ver y comienzo a mirar, a experimentar. Huelo profundamente estos fuertes y característicos aromas a guano. Presencio los colores y las luces, el olaje y el sabor a mar, el movimiento del barco. Siento. Me abandono. Y como en un sueño del que estoy a punto de despertar, solo salen de mi cuerpo exhalaciones de admiración ante esta maravilla de la naturaleza de la que soy testigo.






Arao común (Uria aalgae) elevando el vuelo











Ya desembarcados en el puerto de North Berwick tomamos dirección a las afueras de Edimburgo para fotografiar Cisne vulgar (Cynus olor) en una pequeña laguna. Llegamos. Monto el equipo. Y me dirijo caminando hacia la orilla. Inmortalizo Gaviota argéntea (Larus argentatus), Porrón moñudo (Aythya futigula), Ánade real (Anas platyrhynchos) y Cisne vulgar.


Gaviota argéntea
Porrón moñudo, macho
Ánade real
Cisne vulgar








Las fotografías mostradas en esta entrada son en encuadre original, sin recortes. Las fotografías de Edimburgo, 5ª, 7ª y 8ª,  han sido ligeramente corregidas por una cuestión de "deformación de lente "con Photoshop CS5.


Las imágenes y los textos que aparecen en este blog son propiedad de Diego Ramos Lobato, quedando prohibida la reproducción total y parcial sin consentimiento expreso del autor del mismo






lunes, 21 de julio de 2014

La isla blanca

El auto engulle kilómetros con un aparente hambre insaciable.

Las verdes vistas desde su interior me refrescan viviendo una primavera perfecta. Un equilibrio tácito de temperaturas se palpan por doquier en estos lugares. Las nubes pasan dejando claros y, muy poco después, el sol vuelve a envolverse en un tul grisáceo, a veces neutro, a veces salpicado de bellos diseños nubosos. De nuevo se deja aparecer. Lo abruman. Es un juego. Es una fantasía.

Al rato, el coche se detiene justo antes de atravesar una línea imaginaria. Una línea inventada por unos que sólo ha servido para separar pueblos, gentes. Vallas para el ganado humano.

La frontera con el país vecino es ahora justo eso, un pequeño montículo de piedra que advierte que estás justo en esa línea decidida. Podrías pisarla. E incluso jugar a un  absurdo y pueril juego de colocar cada pie en un país distinto. Según dice la leyenda esculpida en piedra, hemos llegado a Escocia.  Nos inmortalizamos.


Nuestro destino de hoy es otro de los platos fuertes de este viaje. Circunnavegar la isla de Bass Rock.  

Bass Rock es una isla de origen volcánico famosa en el mundo entero por albergar la mayor colonia de cría de Alcatraz atlántico (Morus bassanus)  del orbe. Los únicos habitantes de esta isla son los aproximadamente 150.000 alcatraces mezclados con otras especies de aves, un faro y los restos de un edificio que sirvió de prisión.

Bass Rock visto desde un lado

Bass Rock visto desde el otro lado

Embarcamos en el puerto de North Berwick, lugar de salida para visitar la emblemática isla. Una vez llegados, el espectáculo del que somos testigos directos es sobrecogedor. Los acantilados se disparan violentamente desde el mar hacia un cielo oscurecido por una nube ingente de alcatraces.  El ruido de las aves lo ensordece todo. El olor es fuerte, intenso. No se donde disparar, qué hacer, donde apuntar, me tiembla el alma. Mi respuesta física es un nerviosismo de día de Reyes y, como muestra de ello, mis bellos responden con una eléctrica parálisis. Disparo sin pensar llevado por la emocionante exhibición. Poco a poco me voy templando y obteniendo resultados.

Alcatraces atlánticos





Araos comunes (Uria aalge)
Alcatraz atlántico, arao común y cormorán moñudo

Dejamos Bass Rock por el momento teniendo reservada una nueva excursión náutica para el día siguiente. Ya de vuelta, en el puerto de North Berwick de nuevo, todavía quedan ganas de fotografiar Gaviotas argénteas (Larus argentatus) que se alimenta en la playa de la localidad.



Gaviota argéntea 


Vamos a comer, no sin antes pasar por la ruinas de Tantallon Castle para tomar algunas fotos desde donde, además,  se observa un punto de vista bien diferente de Bass Rock, surgiendo esta vez, de un verde mar.


 
Tantallon Castle


Bass Rock


Las comidas en este viaje han servido no sólo para alimentar nuestros cuerpos hambrientos sino para cohesionar al grupo. La amistad ha surgido de una manera natural entre nosotros y los lazos han ido estrechándose en torno a nuestro amor por la naturaleza, la fotografía y los momentos compartidos.

Después de los placeres de la comida italiana y las cervezas tostadas del país, nos ponemos en marcha a buscar más sensaciones y tomar fotografías. Ahora ponemos rumbo al puerto de la localidad de Durban. Durban Harbour es un lugar pintoresco donde, en un muro casi derruido, hay una colonia de cría de Gaviota tridáctila (Rissa tridactyla).










Por suerte aún tenemos tiempo para desplazarnos a Berwick upon Tweed para intentar fotografiar Cisne vulgar (Cynus olor) en el río que atraviesa esta precioso municipio. 

Llegamos a Berwick en la hora donde el astro rey empieza a colorear con pinceladas doradas todo lo que toca. Los tonos áureos se van derramando por doquier y las luces se engalanan regalando tonos inimaginables tan solo unos instantes antes. 







Aún más oro...





Más vida...


Nutria (Lutra lutra)


Y, al fin, la poesía! 


Cisne vulgar

Las fotografías mostradas en esta entrada son en encuadre original, sin recortes. Las fotografías de Tantallon Castle, Bass Rock en verde, la primera imagen de Durban Harbour y la primera de Berwick upon Tweed han sido ligeramente corregidas por una cuestión de inclinación con Photoshop CS5.


Las imágenes y los textos que aparecen en este blog son propiedad de Diego Ramos Lobato, quedando prohibida la reproducción total y parcial sin consentimiento expreso del autor del mismo