lunes, 14 de julio de 2014

Viento

Es pronto. De mañana. El grupo se desayuna con tradicionales tostadas con mantequilla, mermelada y café o bien, con el clásico y contundente desayuno inglés.

Alguien llama la atención de que en la sala contigua a donde estamos dando cuenta de los alimentos hay un piano. Tan sólo unos segundos más tarde, los sonidos se elevan en la habitación contaminando, ya no solo la sala donde está el instrumento, sino quizás incluso también el piso de arriba donde hemos pasado la noche en habitaciones con camas múltiples.

El recorrido musical empieza en la Austria Clásica para pasar por la Polonia Romántica y quedarse un poco más de tiempo en la España Nacionalista. Los sonidos son mimados y arrancados a ese viejo piano por este que ahora hace las veces de narrador y fotógrafo en este blog que entreteje historias e imágenes por igual.

Tras este intermedio musical, el interrumpido ágape prosigue para llegar a su fin y, es entonces, cuando el grupo está listo para la partida. Nos espera una vez más los excitados acantilados de Bempton Cliffs.

A nuestra llegada a Bempton Cliffs el baile aún no ha comenzado y los danzantes Alcatraces Atlánticos (Morus bassanus) están calentado, con idas y venidas, cortando con sus afilados picos el aire fresco de la mañana como si se tratase de un paño infinito. 




Al poco de estar allí, soplo a soplo, el aire se ha ido convirtiendo en viento y llega a ser , una vez maduro, arremolinado vendaval.

Entonces, casi sin darnos cuenta, el sincronizado baile es ahora una realidad. Vuelos imposibles, paradas controladas, pasadas a escasos metros  de mi ser…todo es posible en esta ensayada coreografía. Entre el ruido reinante, los disparos de fogueo se alzan en el aire intentando  congelar momentos, de captar lo inalcanzable. Las sensaciones quedan fijadas a golpe de emoción en mi retina y después en mi cerebro, en mi.





Y en medio del crecido alboroto, el amor.




Es baile llega a su fin y el público abandona el púlpito verde desde donde ha sido testigo del espectáculo para dirigir sus pasos hacia otros destinos. Mi abandono es pausado y mis pies quieren aferrase a este lugar así que mi despedida es a modo de promesa que tendrá que cumplirse con el tiempo. Antes de montar en los autos me detengo para hacer algunas fotografías de Gorrión Molinero (Passer Montanus), cerca del Centro de Visitantes, donde hay una nutrida colonia de esta simpática y preciosa especie de paseriforme.





Hemos atravesado el ecuador del día y paramos nuestro devenir para reponer fuerzas en un restaurante de carretera desconocedores aún de que la tarde del presente nos guardaba una grata sorpresa.


Al terminar nuestro almuerzo, proseguimos rodando hacia el Faro de la Isla de Santa María. Llegados con la luz dorada del inexorable atardecer, unos señores tienen a bien avisarnos de que en la playa, justo detrás del fálico faro, hay un pequeño grupo de Focas grises (Halichoeurs grypus). Me recorre de nuevo el nerviosismo y raudo, me dirijo hacia allí. Es cierto, cinco focas están tranquilas sesteando en la tranquila playa rocosa.

De nuevo, ruido de disparos….






Las fotografías mostradas en esta entrada son en encuadre original, sin recortes, a excepción del retrato del Alcatraz que es un recorte a vertical del original realizado con el propósito de poder admirar la belleza del ave.



Las imágenes y los textos que aparecen en este blog son propiedad de Diego Ramos Lobato, quedando prohibida la reproducción total y parcial sin consentimiento expreso del autor del mismo

14 comentarios:

  1. Es fantástico recordar el viaje con tus relatos y como no con tus imágenes!

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    1. Hola Silvia!
      Muchas gracias por pasar y dejar un comentario!
      Me alegro mucho que te guste.
      Un abrazo,
      Diego

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  2. Mi querido yerno. Te superas día a día en las imágenes y en los textos. Juntos, son una explosión de belleza y sensibilidad.
    Disfruta!

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    1. Muchas gracias Rafael!!!
      A ver si nos vemos pronto.
      Un fuerte abrazo,
      Diego

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  3. Brutal, que decir que cada entrada nueva es un disfrute visual y emocional.Enhorabuena!

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  4. Hola Diego, hacía tiempo que no me daba un paseo por tu blog, y una vez más me quedo enormemente asombrado por la belleza de tus imágenes. Todas las fotos de los Alcatraces son una pasada, sin menospreciar al resto de protagonistas. Enhorabuena Diego.
    Un saludo desde Canarias.
    PD: si os pasais por aqui, ya sabes que hay nos ricos bocatas de pata esperando.

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    1. Hola Juanjo!!!
      Qué alegría me da saber de ti!
      Cómo va todo?
      Me alegro mucho que te gusten las entradas que voy haciendo.
      La verdad es que el texto va saliendo sólo al ver y recordar este inolvidable viaje que he tenido la fortuna de realizar. El 300 ha echado humo en este viaje... :-)))
      Un fuerte abrazo,
      Diego

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  5. Precioso viaje y preciosas fotos.
    Saludos.

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    1. El viaje es una pasada, Vicente!
      Te lo recomiendo encarecidamente.
      Muchas gracias por comentar, amigo!
      Un abrazo,
      Diego

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  6. Haces revivir todo, gracias. un abrazo.

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    1. Muchas gracias de nuevo, Javier!!
      De verdad te lo agradezco!
      Un abrazo,
      Diego

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  7. De este día solo puedo decirte GRACIAS, GRACIAS Y MIL VECES GRACIAS, por ese momento inolvidable que nos regalastes a todos, ver como sientes la musica es un placer para la vista. Noe.

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    1. Es cierto que echamos un ratito bueno con ese viejo instrumento!
      Gracias a ti!!!
      Un saludo, Noe,
      Diego

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